DIFERENCIA ENTRE 'ON' Y 'OFF'

31 de enero de 2009

Ya era la segunda entrevista que grababa para la radio. Aún con nervios en el cuerpo, cogí el micrófono que me dio un compañero, lo guardé en el maletín y, al igual que Caperucita Roja va con su cesta por el bosque dando saltitos y cantando, yo también me encaminé hacia el lugar de la entrevista.


Mi entrevistado ya me estaba esperando en el lugar citado, así que no perdí ni un minuto: saqué el micrófono, lo conecté a la grabadora y le formulé las preguntas; así de simple.


Retomé mi camino de vuelta al estudio de radio; cuando llegué, le di a un compañero la cinta que había grabado y, en ese momento, me sentí orgullosa del trabajo que había realizado. Sabía que ya no me quedaba más por hacer ese día, así que cogí mi bolso y justo cuando ya estaba girando el pomo de la puerta, escuché la voz de mi compañero:
- ¿Creo que te has equivocado de cinta?
- No, te he dado la cinta buena.
- ¿Seguro? Pues entonces tenemos un problema.
- ¿Cómo? – en ese momento las manos me empezaron a temblar y las piernas se convirtieron en dos palillos gelatinosos.
- Pues que en la cinta no hay nada grabado.
- No entiendo cómo ha podido pasar, si yo le he dado a la tecla ‘Rec’ (de la grabadora) y el micrófono lo he colocado bastante cerca de la boca del chico.
- ¿Has encendido el micrófono?
- […]
- Pues ya está, llama al jefe y explícale lo que te ha pasado.

“¿Mi jefe?”, pensé temerosa, “¿cómo le puedo explicar a mi jefecito que se me ha olvidado encender el micrófono?”. No quería llamarlo, pero sabía que si no lo hacía, las consecuencias podían ser peores aún. Así que cogí el teléfono y marqué lentamente cada número, haciendo una larga pausa entre un sonido y otro.
- ¿Si? – escuché la ronca voz de mi jefe y entonces fue cuando me tuve que sentar.
- Hola jefe soy yo, la becaria; resulta que ha pasado un imprevisto con la entrevista que tenía que hacer esta mañana- bueno, ya estaba fuera, ya había confesado.
- ¿Qué ha pasado?
- Pues que no se ha podido grabar.
- ¿Por qué?
- Porque no he encendido el micrófono- en ese momento esperaba que una mano saliera del micrófono y me estrangulara.
- Bueno, no pasa nada; esta tarde iré yo a su casa para hacérsela, pero la próxima vez estate más atenta, ¿vale?
- Si, si, si, si, no volverá a pasar – no me lo podía creer, ¡me había librado!, ¡había salido viva de aquello!

Al final, la entrevista que realizó mi jefe quedó también penosamente mal porque, al parecer, el hijo del entrevistado no paraba de llorar y de gritar, así que, no quedó más remedio que emitir la entrevista con un curioso sonido de fondo que decía: “¡Mamá, quiero comer!”

Gracias a SwEeTcHy por la fotografía :)

0 comentarios: